Son ampliamente empleados en el transporte y almacenaje de mercancías peligrosas en líquido, polvo y de sustancias inflamables y su correcto transporte incluye una serie de protocolos marcados por la legislación. Gracias a los bidones se disminuye el potencial riesgo que sufren los empleados, los derrames accidentales, los vertidos y la contaminación.

En los ambientes industriales son habituales los bidones de 200 litros con una altura de 580 mm y un diámetro de 575 mm. Este tamaño estandarizado permite el almacenamiento y apilamiento de los bidones a través de palets mixtos.

Más adelante se verá cómo almacenar y manipular los bidones cumpliendo con la normativa española al respecto.

¿Metálicos y cilíndricos? Forma de los bidones

Si bien desde la antigüedad se han empleado recipientes para envasar realizados en arcilla, barro, tela y piel para el almacenamiento y transporte de líquidos o granos, fue en 1810 cuando se patentaron los recipientes de hojalata para la conservación de los alimentos, a partir de ahí es cuando se pensó en emplear envases de metal para poder transportar grandes cantidades de productos líquidos o a granel.

Aunque el antecesor a este tipo de bidones de los que hoy hablamos serían los barriles de madera en los que se almacenaban alimentos a granel, su uso se generalizó en la II Guerra Mundial para transportar combustible empleando para su fabricación acero y aluminio.

Y son cilíndricos puesto que en aquella época era sin duda la mejor forma para transportarlos, ya que se tumbaran y se hacían rodar, y al almacenarlos como quedan espacios entre ellos, se mejora la temperatura.

Material de los bidones

Curiosidades aparte, hoy en día el material más empleado en la fabricación de bidones industriales es el  acero, cuya pared exterior está nervada para que sea más sólida.

Como es fácil de adivinar, el cierre de la tapa es fundamental para que cumplan correctamente su función, algunas tapas van soldadas, otras están aseguradas con cierres de ballesta o con anillos.

Los bidones fabricados en acero o en aluminio están especialmente diseñados para el almacenamiento de sustancias inflamables, ya que al ser ambos materiales conductores, se impide la formación de cargas electrostáticas y de chispas.

Por otra parte lo bidones pueden estar construidos en materiales plásticos  o incluso en cartón rígido, en este caso se emplean para el transporte y almacenamiento de sustancias pastosas, ciertos productos químicos que no son corrosivos con el plástico pero si con el acero, combustibles y aceites.

También hay bidones de plástico conductor de la electricidad, que impide la formación de chispas y cargas electrostáticas como el acero a la vez que poseen una gran resistencia a sustancias químicas corrosivas. Los bidones de plástico suelen estar fabricados con polietileno de alta densidad, como algunas de sus cubetas de contención que también se comentarán más adelante. Estos bidones sirven para diferentes tipos de productos líquidos, combustibles, productos químicos corrosivos y sustancias pastosas.

El material y el proceso seguido para la construcción de bidones que van a almacenar y transportar materiales peligrosos está controlado por normas de la ONU y por la legislación de cada país.

En el caso de los países europeos, existe el Acuerdo ADR, que es el acuerdo europeo sobre el al transporte internacional de mercancías peligrosas por carretera.

Los bidones con sustancias o mercancías peligrosas deben tener su correspondiente homologación UN, mediante la cual se establece que cumple con los estándares establecidos en relación a su proceso de fabricación, materias primas,  espesor, peso, resistencias física y química, brillo, trasparencia, aspecto, la solidez de los estrangulamientos destinados a los tapones y la rigidez de las paredes.

Los bidones homologados se marcan con el símbolo UN y el código que le corresponda por el tipo de bidón, de embalaje, de material y de grupo de materiales para el que está autorizado a almacenar y transportar.

Bidones metálicos reciclados

Cabe señalar que existen bidones reciclados que son de metal, son prácticos y más económicos ya que tanto el acero como el aluminio permiten un tiempo de vida útil muy extenso.

Usos de los actuales bidones metálicos

-          Industria alimentaria: estos bidones se emplean como norma general para contener alimentos, líquidos o productos untosos como aceites y grasas. También pueden servir para almacenar y transportar cereales o materias alimenticias procesadas.

-          Almacenaje y transporte de productos peligrosos: los productos químicos como sustancias ácidas, alcalinas o aditivos industriales en otro tipo de envases o medios de transporte serían un auténtico peligro, pudiendo llegar a causar reacciones químicas.

-          Industria química: compuesto inflamables como combustibles o alcohol deben transportarse en bidones metálicos para que no haya riesgo de contacto o inhalación.

Volumen de los bidones

El volumen varía de acuerdo a la función y necesidad final de los mismos, encontrando gran variedad en el mercado, desde bidones pequeños de 6 litros, pasando por bidones de 15 o de 50 litros, hasta bidones de unos 200 litros.

Tipos de apertura y cierre de los bidones

Se encuentran bidones de boca ancha, perfectos para almacenar de forma segura materiales sólidos y pastas.

Los bidones de ballesta tienen la parte superior sellada mediante flejes metálicos que realizan la suficiente presión como para mantener líquidos no volátiles de forma hermética. Los más novedosos son de tapa roscada, que son más cómodas a la hora de abrir y cerrar.

Por último se pueden encontrar bidones cerrados, cuya parte superior está soldada, pero cuentan con bocas o aperturas que favorecen el trasvase, el acople de bombas o de agitadores.

Almacenamiento y manipulación de bidones

Ya que en la mayoría de industrias se trabaja de una manera u otra con sustancias delicadas o peligrosas, para almacenar bidones hay en el mercado opciones basadas en estanterías específicas con la función principal de dar estabilidad a los bidones y hacerlos manejables a la hora de meterlos y sacarlos de la estantería.

Por ejemplo hay estanterías modulares que permiten que los bidones se almacenen de forma horizontal.

Pueden ser estanterías paletizadas para trabajar con la ayuda de carretillas elevadoras.

Estas estanterías también pueden equiparse con tejados de chapa de manera que puedan estar en el exterior sin que los barriles sufran ninguna inclemencia meteorológica.

Y pueden tener capacidad para barriles pequeños o para barriles de 200 litros.

Incluso hay estanterías con sistemas de cierre de persiana con cerradura para bidones con productos corrosivos.

De acuerdo a la ley española en la normativa referente al almacenamiento de productos químicos, se indica que todo aquel recipiente móvil que almacene un producto potencialmente contaminante, deberá disponer en su base de un cubeto de retención, para que en caso de vertido accidental o rotura del recipiente quede debidamente recogido. Estos cubetos de retención están determinados por el tamaño y número de recipientes (bidones), volumen y tipo de líquido.

El Real Decreto que legisla este tema establece que el volumen de capacidad o de retención de la cubeta sea de un 100% del envase de mayor capacidad alojado en su superficie o de un  mínimo del 10% del total de la suma de todos los recipientes móviles (bidones, pequeños envases, etc.) alojados encima del cubeto.

La normativa también obliga  a que en el caso de ser corrosivo el producto almacenado, la cubeta sea de un material o este revestido de un producto que sea resistente a la corrosión, como es el caso del polietileno.

Esto es aplicable no solo en grandes industrias, sin ir más lejos es probable que en un taller se generen residuos peligrosos o contaminantes. Y estos talleres también tienen que intentar reducir el impacto ambiental y gestionar correctamente sus residuos, por ello cuentan con protocolos de actuaciones y con una serie de obligaciones para manejar residuos líquidos o reciclables, clasificados de acuerdo a su peligrosidad y tratamiento. En un taller son especialmente dañinos los líquidos de frenos y direcciones asistidas, el aceite del motor, disolventes, aerosoles y el lubricante de las cajas de cambio.

Estos residuos deben almacenarse en bidones estancos de plástico con tapa, separados del suelo y protegidos de un potencial vertido masivo.

Por todo ello en el mercado se encuentran las cubetas de polietileno  o los cubetos colectores de acero para bidones.

Las cubetas fabricadas en polietileno cuentan con una rejilla superior extraíble que facilita  su limpieza interior y cuentan con huecos para poder manejarlas con la carretilla elevadora o la transpaleta. Son muy resistentes a los golpes.

Un ejemplo de ellos es la cubeta colectora polietileno 2 bidones que tiene una capacidad de hasta 900 kg de carga, es de 126 cm de longitud, 39 cm de alto y 83 cm de fondo. Es una magnífica opción calidad-precio para evitar el derrame de líquidos.

También se puede encontrar cubetas colectoras de polietileno para 4 bidones y cubetos colectores de acero galvanizado, con rejilla también fabricada en acero galvanizado que es extraíble.

¿Y cómo transportar los bidones?  Lo más frecuente es emplear carretillas para los pequeños desplazamientos, como las carretillas en tubo de acero para bidones. Esta carretilla para bidones soporta hasta 200 litros, cuenta con ruedas fijas de caucho macizo de 250 mm de diámetro y 80 mm de ancho y son orientables,  es una carretilla para bidones muy segura y ergonómica, ideal para maniobrar y manipular los bidones más grandes y pesados ya que está especialmente diseñada para ello.